Nakba: 77 años de desplazamiento y genocidio continuo contra el pueblo palestino

Diseño: Brian Panizza (@BCF.PNG)

Hoy, 15 de mayo de 2025, se cumplen 77 años de la “catástrofe” que para el pueblo palestino significó una limpieza étnica planificada y la expulsión violenta de sus tierras ancestrales en 1948, con la creación del Estado de Israel. La Nakba fue y sigue siendo un acto de profunda injusticia cuyas consecuencias reverberan hasta nuestros días.

 

La creación de Israel se cimentó sobre la expulsión forzada de entre 700.000 y 750.000 palestinos, desarraigados de sus hogares y despojados de sus propiedades. Este brutal desplazamiento no fue un resultado colateral de una “pelea”, sino una campaña sistemática de terror y violencia que dispersó a una nación entera en campos de refugiados en Cisjordania, la Franja de Gaza, Siria y Líbano, donde generaciones enteras han crecido sin poder ejercer su legítimo derecho al retorno.

 

La situación actual en Palestina, y particularmente en la Franja de Gaza, es la continuación de un genocidio sistemático perpetrado por el Estado de Israel. A pesar de un reciente y frágil acuerdo de alto el fuego mediado por Egipto, Qatar y Estados Unidos, la realidad sigue marcada por la brutalidad y la impunidad israelí que continúa la la ocupación y los bombardeos. 

 

La población civil de Gaza, incluyendo niños y niñas, se encuentra muriendo de hambre como resultado directo del bloqueo inhumano impuesto por Israel y la deliberada obstrucción de la ayuda humanitaria esencial. Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional han denunciado que Israel continúa impidiendo la entrada de alimentos, agua, medicinas y otros suministros vitales, violando el derecho internacional con claras intenciones genocidas. Además en los últimos días bombardeó las excavadoras con las que rescataban cuerpos de los escombros. 

 

La comunidad internacional, si bien ha expresado tibias “preocupaciones”, no ha actuado con la contundencia necesaria para detener la barbarie. La impunidad de Israel persiste, mientras el pueblo palestino sigue sufriendo las consecuencias de una Nakba que nunca terminó, sino que mutó en una lenta y cruel aniquilación. La memoria de la Nakba no es solo un recuerdo del pasado, sino un grito de justicia ante el genocidio en curso.