Si la megaminería está tan buena, que Cornejo se tome un vasito de isobutil xantato de sodio y después nos cuente

Un estudio realizado en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo analizó los efectos toxicológicos de los diferentes productos químicos propuestos para la extracción de cobre en Mendoza. Desaconsejan utilizar los productos analizados y enfatizan en la necesidad de buscar alternativas. Sugieren exhaustivamente sustituir el isobutil xantato de sodio y la poliacrilamida aniónica por ser sustancias inseguras, pero además analizaron otras sustancias como el metil isobutil carbinol y el óxido de calcio. 

 

Un tiempo atrás, el informe de impacto ambiental para el proyecto minero San Jorge evaluó que presenta 26 incumplimientos graves y otros tantos incumplimientos parciales. El estudio analiza múltiples factores incluyendo recursos hídricos, biodiversidad y aspectos sociales.

 

Hace 15 años, la minera San Jorge se presentó con otro nombre y la comunidad resistió al intento de la explotación megaminería en Uspallata. En aquel entonces el Informe de Impacto Ambiental elaborado por la UNCuyo afirmó que “el Proyecto Minero San Jorge presenta una gran cantidad de falencias e inexactitudes, las que impedirían garantizar, su viabilidad ambiental, particularmente ante la comunidad. Asimismo, los beneficios y perjuicios estimados a partir de las consideraciones económicas y sociales, indican que la sociedad no resultaría adecuadamente beneficiada”. Hoy se presenta bajo el nuevo nombre Zonda Metals GmBH del Grupo Solway de Suiza y el Grupo Alberdi de Argentina. Los vecinos continúan la resistencia al proyecto que sigue sin tener licencia social, pero esta vez el Gobierno de Alfredo Cornejo y la Justicia provincial persiguen, encarcelan y criminalizan a quienes defienden los bienes comunes. Mauricio Cornejo y Federico Soria continúan imputados.

 

El Grupo Solway, encargado del proyecto minero San Jorge Cobre mendocino, tiene denuncias por contaminación ambiental, corrupción y amenazas en Guatemala. Es que, las sustancias químicas que se utilizan en la minería producen daño ambiental irreversible contaminando el agua, el aire y poniendo en riesgo la salud de la población. Las minas drenan ácidos, alteran las aguas subterráneas y liberan metales pesados que enferman durante años. Además, la minería utiliza millones de litros de agua lo que reduce el agua disponible para la comunidad y el resto de la producción. No hay registro de pueblos mineros sin daños registrados por contaminación de suelos y de cuencas hídricas, emisión de gases o polvo tóxico en el aire, daños a salud humana y a la diversidad biológica.

 

En las poblaciones donde se explotan minas se producen afecciones de salud como cáncer, abortos, cirrosis, EPOC, microcefalia, hipertensión, encefalopatías, diabetes, entre otras. Además, la contaminación minera sobre los niños produce enfermedades neurológicas, gastroenterológicas, dermatológicas, respiratorias, endocrinas, cardiovasculares y reproductivas y afecta a las nuevas generaciones causando malformaciones en el embarazo. Sería propicio hacer el siguiente ensayo: que Alfredo Cornejo ponga un poquito de isobutil xantato de sodio en el tanque de agua de su casa, que su familia se bañe, cocine y tome agua durante unos meses y si no tienen ningún problema, aprobamos el proyecto. 

 

La minería no genera sustentabilidad laboral ni económica por ser un sector dependiente de la especulación financiera. No tiene ningún compromiso con el territorio donde explotan, ya que los capitales suelen ser fondos de inversiones, integrados por personas que solo buscan generar grandes rentabilidades. Se trata de un sector con alta rotación de trabajadores por alta tasa de accidentes y enfermedades. En cada etapa de avance de la mina se hace una reducción sustancial de puestos de trabajo.

 

Desde el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina aseguran que esta explotación está asociada a otros fenómenos como la militarización del territorio, las redes de trata y explotación sexual, colapso de los servicios básicos por aumento de la población, persecusión, violencia, amenazas y judicialización.