La marcha estuvo organizada por una amiga de Diego Galindo, Natalia Herlein quien es además referente LGBT de la ciudad y presentó pruebas a la justicia y medios locales de que quien conducía el tractor, Jonathan Palacios, cometió irregularidades al conducir el tractor sin documentación y en horario nocturno, lo cual no está permitido. También explicó que esta persona ya había asesinado a otro obrero perteneciente a la comunidad LGBT+.
En la versión del conductor, el tractor sufrió un desperfecto mecánico, se rompió la dirección y al quedar incontrolable, circuló al costado del camino, motivo por el cual el hombre cayó en esas circunstancias y desafortunadamente perdió la vida. Sin embargo, esta versión es desmentida por los amigos y familiares de Galindo que tienen un audio que circuló por Whatsapp en el que el acusado de los hechos narra una extraña situación en la que van en tractor y lleva una moto. Cabe mencionar que la única forma de llevar una moto en un tractor es que alguien la lleve consigo.
Y es acá donde entran las dudas de los familiares y amigos que no creen que se trate de un accidente. Afirman que la justicia no está funcionando ya que, incluso de tratarse de un accidente, al conductor no le solicitaron la documentación del tractor, que había sido prestado; tampoco los papeles de la moto que llevaban; no se le labró un acta ni se le cobró una multa al incumplir las normas viales. Y lo que es aún peor, es la segunda muerte a la que se lo vincula.
En 2012, Jonathan Palacios asesinó a hachazos a Luciano Topia de 47 años, quien era su compañero de trabajo por aquel entonces y también pertenecía a la comunidad LGBT+. El crimen ocurrió en una chacra ubicada a la vera de la ruta 30, que une a Gobernador Sola con Maciá, a dos kilómetros de esa última ciudad. Este patrón se repite, ambas muertes ocurrieron entre chacras y montes en la zona rural de la ciudad. Es por ello que los organizadores de la marcha aseguran que se repite la misma historia. Por aquel crimen, Palacios fue imputado pero nunca fue condenado.
Es en este contexto que se organizó la marcha por justicia para Diego Galindo y en contra de los crímenes de odio que hay en la ciudad. Se exige que se investigue a Palacios y los sospechosos, el móvil del crimen y una posible planificación.
Quienes somos de la ciudad sabemos que no suelen darse marchas masivas. Tenemos que remontarnos a las movilizaciones con la consigna de “Ni Una Menos” en 2016 exigiendo justicia por Ana Barbelli, quien fue asesinada por su pareja, Miguel Cáceres. Otro caso fueron las movilizaciones tanto a favor como en contra de la condena a los ocho policías que torturaron a dos jóvenes en 2012.
La justicia de Rosario del Tala tiene antecedentes en actuar de forma poco profesional a la hora de investigar los hechos retrasando las condenas. Tenemos el caso de Diego Zapata, ex concejal de Juntos por el Cambio quien cometio abuso sexual contra menores de edad, y si bien recibió 13 años de cárcel en 2023, el Tribunal consideró que la sentencia “no está firme”, por lo que continuará “con su detención domiciliaria” en su departamento, con tobillera electrónica.
Celebramos que el pueblo talense se organice y exija verdad y justicia por Galindo y todas las víctimas de los crímenes de odio en la ciudad. Es momento de que la justicia actúe correctamente y la ciudad comience a moverse contra todas las injusticias.