El día de hoy conmemoramos la mayor pueblada de la historia de nuestro país, un levantamiento obrero-estudiantil que le puso el primer clavo al ataúd de la dictadura militar de Juan Carlos Onganía.
- por Román Ruiz Moreno
El 12 de mayo de 1969 la dictadura sancionó la Ley 18.204, la cual si bien se presentaba como una garantía del sábado inglés, significaba en la práctica un aumento del 10% de la jornada para los obreros de la provincia de Córdoba. Esto causó un rechazo tanto en el sindicalismo revolucionario como en el dialoguista, el cual los llevó a convocar a masivas asambleas (fuertemente reprimidas) en las que se decidió llevar a cabo una gran movilización conjunta entre las dos CGT que existían en ese momento.
Ambas centrales coincidieron en llamar a un paro general el día 29, desde las 11 horas hasta las 00 del día 30, la cual tendría un acto masivo en el centro de la ciudad a las 12 horas. La CGT de los Argentinos contactó también con la Federación Universitaria de Córdoba (en ese momento dirigida por el PC) para que convoquen a la huelga que se estaba planificando. Cabe destacar que el movimiento estudiantil estaba en un momento muy combativo, tanto en Córdoba como en todo el país, habiendo sucedido el Rosariazo días antes.
Los militantes estudiantiles y sindicales se armaron con lo que tenían a mano (cócteles molotov, proyectiles, miguelitos) e inició el 29 una marcha de 15.000 personas separadas en dos columnas, todas dirigiéndose al centro de la ciudad. En las primeras horas de la movilización, en medio de una feroz represión, es asesinado el delegado de SMATA Máximo Mena de un disparo, lo cual causa un repudio masivo de decenas de miles de personas, que se suman a la movilización.
Con una marcha que ya llegaba a las 50.000 personas, los depósitos de la policía tomados por los estudiantes y los caballos de la policía neutralizados (es la última vez en la historia argentina que se utilizan caballos en procesos anti-represivos), la policía se retira a las 13 horas, acuartelándose ante las ya 150 manzanas repletas de manifestantes atrincherados. En el fervor se destruyeron muchísimos objetivos simbólicos: comisarías, destacamentos, oficinas y sucursales de empresas extranjeras y espacios de la élite cordobesa.
A las 14:30 horas los manifestantes se retiraron a sus barrios ante la inminente llegada del ejército, con un sistema de autodefensa para enfrentar la represión. Las tropas ingresan a las 16:15 horas con la órden de abrir fuego contra cualquier persona que esté en la vía pública. Al llegar se encontraron con aún miles de personas en las calles, las cuales fueron fuertemente reprimidas. Si bien el ejército recuperó parte del centro y allanó las sedes sindicales, la resistencia en los barrios continuó, y durante toda la noche se siguieron escuchando disparos.
La resistencia continuó al día siguiente, con 1500 personas enfrentándose al ejército y con un saldo de tres muertos: una víctima de un paro cardíaco, un turista confundido con un francotirador y un estudiante del interior de la provincia. La movilización continuó pero ya muy debilitada, y fue suprimida al día siguiente, con un saldo final de 4 muertos, 170 heridos y más de 300 detenidos, entre los que se encontraba Agustín Tosco.
Las consecuencias de la movilización
La huelga y toma de la ciudad generó un clima insurreccional total, que debilitaría fuertemente al gobierno que tuvo que movilizar una parte no menor del ejército para combatir una marcha obrero-estudiantil. Esto llevaría a la renuncia de Onganía y unos años más adelante a la insostenibilidad de la dictadura y el llamado a elecciones de 1973.
Hoy en día el Cordobazo es un faro para miles de militantes estudiantiles y sindicales, una referencia de lucha y una demostración innegable de que un pueblo unido y organizado es capaz de tumbar una dictadura si se lo propone.
Para cerrar esta conmemoración, retomamos las palabras que Agustín Tosco pronunció sobre este mismo hecho:
“El Cordobazo es la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días”
Agustín Tosco.