Alberto Carlos Garro se encontraba desempeñando su tarea como vigilador del barrio El Prado en Guaymallén para la empresa de seguridad privada Activo. Pidió en varias oportunidades que enviaran su relevo, pero esto no sucedió hasta 78 horas después de comenzado su turno.
El trabajador falleció luego que cumplir 3 días de trabajo seguidos y sin interrupciones. La paradoja es que se dedicaba a brindar seguridad. ¿Acaso tienen derecho los trabajadores a la seguridad y el cuidado?
La muerte de Garro deja al descubierto las deplorables condiciones laborales que padecen los trabajadores de seguridad. A su vez, se hace visible la falta de controles por parte del Gobierno de Alfredo Cornejo y la falta de acompañamiento de los sindicatos. Los trabajadores del sector apuntan contra la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación y la Unión Personal de Seguridad República Argentina por su abandono.
Nos exprimen hasta la última gota de vida, desprecian nuestras existe