| 1.Humanidad
¿Qué puede hacer la literatura? Esta pregunta implica reconocer la literatura como una entidad, al menos, animada. después la volición es otro tema. supongamos, entonces, que la literatura es un ente vivo. que puede hacer cosas. ¿Es un animal? ¿Es del reino fungi? ¿Qué clases de células tiene?
El teórico literario ahora se vuelve un biólogo. Un teórico de la vida. No de cualquier vida.
Si consideramos la literatura un ente animado ¿Sería una planta o un animal? Probablemente, sería una planta. no cualquier planta, si no una flor, porque es mayor la dimensión estética de una flor que la de una lengua de suegra. Pero quién le otorga la dimensión estética a la flor? solo un animal capaz de desarrollar una concepción de belleza: el ser humano. Entre otras cosas, los humanos nos hemos impuesto por sobre las demás especies por el juicio estético. La flor es flor por un invento. Y volvemos al mismo lugar. ¿Qué potencia operativa tiene una flor? Desprender aroma y reproducirse. Y nada comporta un plus de goce, es decir, nada se hace que no sea por la supervivencia inercial de la especie. El ser humano es el único que puede ir en contra de su propia especie. Si la literatura fuera un ente vivo, debería poder hacer algo más. qué pasaría si la literatura fuera un animal. evidentemente, sería un animal no humano, pero proveniente de lo humano. Así como a la flor se le crea una dimensión estética que percé no posee, el animal actúa, si es que puede actuar, porque está vivo, y esa condición de viveza se la otorga la hechura humana. Un animal puede interactuar, es decir, actuar con la intervención de otro participante en el teatro de la existencia fenoménica, pero la flor no. La literatura ¿interactúa o desprende? y creo que ahí radica la principal diferencia entre la literatura-flor y la literatura-animal. Y volvemos a la primera pregunta ¿Qué puede hacer la literatura? pero ahora se matiza (o se limita) ¿la literatura desprende como la flor, o interactúa como el animal? La literatura es un doble movimiento en sentido inverso: producción y recepción, y en el medio, como anclaje que enlaza cada movimiento y evita su colisión, el texto, unidad inmarcesible. En este doble movimiento ¿se cifra un desprendimiento o una interacción? Y fíjese la claridad que la gramática nos ofrece para delinear más el contorno de los verbos: ambos son transitivos, su estructura argumental depende de dos argumentos: un sujeto y un objeto ¿Cuál es el objeto del desprendimiento y cuál el de una interacción? uno es directo, otro indirecto
Otro problema: si la literatura, en sentido estricto, es producción, texto y recepción, ¿son estos tres componentes igual de valentes? ¿son de la misma naturaleza? Debemos abstraer la relación entre componentes y pasarlo a la metáfora biológica: ¿qué parte del animal serían la producción, la recepción y el texto? Supongamos la estructura triangular: el texto en el vértice superior, en los inferiores producción y recepción. esta estructura da cuenta de una centralidad del texto y una dependencia a él de los dos movimientos (el texto no es movimiento, es unidad inmarcesible), y en la metáfora biológica podemos pensar al torso como una unidad inmarcesible que no se mueve si no al movimiento que proporcionan los movimientos inferiores: patas, piernas, pezuñas, etc.
Pero se me ocurre otra forma de dar cuenta del trío PTR (=producción texto recepción), y es la cinta de Moebius ¿por qué esta ocurrencia? quizá es caer en un lugar común de la crítica y la teoría afirmar que aprehender la literatura, por fuera y por dentro, resulta en un callejón sin salida o en una paradoja. Pero es también una verdad que cualquier definición de la literatura es limitarla por demás. Entonces, la paradoja nace en el borde de contornear la literatura y no volverla un objeto dócil. Por eso, quizá, es que la cinta de Moebius responde a una formalización de la paradoja literaria, la gran paradoja literaria diría yo. Y la metáfora biológica supone cambiar al objeto para que deje de ser paradójico. ¿Cómo se realiza el PTR en la cinta de moebius? Como sabemos, se trata de una cinta de apariencia bifronte pero que es en realidad una sola cara cambiando de orientación. Cada lado de la cinta es producción y recepción, independiente de cual lado sea cual, porque termina por convertirse en su contrario. implica el hecho de que un movimiento se transforme en otro ¿Dónde entra el texto? El texto es la cinta con su aparente bifronticidad, el texto se hace texto en un continuum de producción y recepción de un objeto fenomenológico textual, hecho de tinta, bits u otro soporte (pensamiento también puede hacer). La lectura y la escritura son realizaciones formales, concretas y experenciales de la recepción y la producción respectivamente. Estos mecanismos son interdependientes: no hay lectura sin escritura y viceversa, se necesitan mutuamente para que su existencia cobre sentido. Otra justificación de la cinta de moebius: la necesidad en ambos sentidos. Esta necesidad hecha práctica, el leyendo y el escribiendo, crean al texto. Si la literatura es un animal, su cuerpo es el texto, y es un discurso de Otro, y los movimientos de producción y recepción no son las piernas o los brazos o cualquier otro análogo mecánico: la producción y recepción es un inconsciente que el lenguaje toma por asalto, a veces para recibir, otras para dar. La literatura es un animal, pero un animal humano. Tal es su complejidad. ¿qué hago cuando leo? Creo un cuerpo ¿que hago cuando escribo? Creo un cuerpo. discursividades de la alteridad. Y ahora de nuevo: ¿qué hago cuando leo? El lenguaje se vuelve activo contra mí ¿que hago cuando escribo? el lenguaje se vuelve activo desde mi. Qué hago en general: interactúo con un ser humano. La literatura es un ser humano.
| 2. El abordaje mágico
1
Si frotases una lámpara y un genio te diera la oportunidad de cumplir un solo sueño, el más profundo y auténtico ¿Cuál pedirías? Al igual que vos yo también pediría ser un niño.
Pero con la típica trampa: ser un niño con la mentalidad de hoy, si es que existe un hoy. Dado que es imposible una retracción en el tiempo, podemos hacer un movimiento contrario: traer como una perla el pasado al curso del presente. Eso implica tener la mentalidad de un niño ¿que porción de esa mentalidad? Para esto me gustaría introducir un concepto teórico al que denominé “Abordaje Mágico”, esto es, mirar al objeto con los ojos propios de una potencia de existencia, de lo que puede ser posible cuya limitación no está en la realidad, si no en el lenguaje que la enuncia. El niño aborda mágicamente la realidad con la que interactúa, y entra en la lógica de lo posible: Papá Noel, el Ratón Perez, los Reyes Magos, el Conejo de Pascuas, Dios, etc. elementos ficcionales, hechos de discurso, que tienen existencia real en tanto el niño contacta con ellas desde un núcleo de magia. Al niño le hace feliz Papá Noel, un ser hecho de lenguaje y promesas. Claramente, en comparación a un adulto, la creación del objeto Papá Noel no precisa de tanta complejidad como las creaciones reales operativas de un adulto.
Desde la teoría tenemos que utilizar el abordaje mágico para crearle cosas a la literatura (o mejor, descubrirle). Por ejemplo, hacer de la literatura un ser humano, con inconsciente y cuerpo, es un procedimiento diríase mágico. Y es mirar al mundo con los ojos de los niños. Porque la idea de que leer literatura es entablar relación con un ser humano parece ser ilógica en tanto la propia experiencia demuestra lo contrario. Pero, a su vez, tocar al objeto de manera aditiva más que descriptiva permite pasar por descubrimiento la creación de aristas no pensadas, así como el Ratón pérez añade realidad a la realidad, y no metarealidad a la realidad. Es una operación, al fin y al cabo, más antigua que la rueda: la de la imposición de sentido, pero cambia a qué se le impone sentido. Ahora el campo de disputa es el cuerpo de la literatura y no el cuerpo literario. Hacernos cargo de que la literatura es tan artificiosa y artificial, tan poco perteneciente a la naturaleza, tan dependiente de la especie humana, que podemos derrocarla y reconstruirla.
2.
¿Qué utilidades tiene el abordaje mágico de la literatura? Atacar una construcción discursiva desde el núcleo de la magia escapa a ciertas lógicas, como las de consumo, la fugacidad, tanto para quien recepciona como para quien produce estos abordajes. La magia va más allá de cierto movimiento de rendimiento del capital. La magia no se rige por porcentajes, es mucho más etérea. Además, como el concepto de aura, el abordaje mágico es un concepto nacido por y para una teoría crítica de izquierdas, no le es funcional al fascismo ni al neoliberalismo.
El paradigma de la revolución de clase debería ser abandonado por un nuevo concepto de revolución, sin perder el eje de un ordenamiento socio-económico otro al ordenamiento capitalista. Pero este abordaje mágico tiene que salir de la forma de escritura, ya que es la escritura el medio útil al estado actual de las cosas. En otras palabras, los nuevos procedimientos teórico-críticos deben preguntarse cómo llegan a los otros, y qué medio utilizan, cual deberían utilizar y cual obturaría el proceso de creación de un nuevo ordenamiento social y económico.
3.
Los abordajes mágicos a los objetos deben des-nicharse para tocar el mundo de imágenes del otro no literato, y con ello, ser útiles verdaderamente a la construcción de un mundo mejor. Propongámonos la cruzada imposible de transmitir una pasión, de demostrarla a-hegemónica pero ética, y con todo eso, incluir al otro en nuestra cruzada, volverlo no actor pasivo sino fuente de nuestro movimiento proyectivo.
| 3. Fascinación
1.
Más que fascinarme los productos literarios en sí, me fascina la existencia de algo así como la literatura y por ende, sus productos derivados.
Quizá por su naturaleza huidiza y a la vez artificial. Es como un Frankenstein que se le salió de control a su creador. (Un poco las cosas más fascinantes, para bien o para mal, son aquellas que adquieren autonomía y se le salen del control práctico a sus creadores, como el capitalismo) ¿Estuvo alguna vez bajo control la literatura? Creo que todos los teóricos coinciden en que a partir del siglo XX (y finales del XIX) la literatura se rompe. De diferentes formas y por diferentes motivos, pero algo sucede (o algunas cosas suceden) que provocan el no-ser de la literatura, hablando lo más general posible. Coincide, a su vez, con la escisión freudiana del sujeto. Tal vez la Modernidad como momento histórico trastocó la percepción que tenemos los seres humanos de nosotros mismos como los productos que elaboramos, aunque una no sea causa de la otra.
Pero volviendo al primer momento de la disertación, el momento en que la literatura adquiere libertad, o por lo menos, el ser humano comienza a perder capacidad para darle existencia, es a finales del siglo XIX, en el pasaje del capitalismo a su fase imperialista.
2.
Me fascina el hecho de que hay dos formas de dar vida: el arte y el sexo. Y son dos formas entre sí muy similares: ambas involucran deseo, placer, a veces algo de violencia consensuada. Y dan como resultado algo de lo cual, llegado el momento (si no se acuden a profilácticos), adquiere autonomía. Quizás hacemos arte porque estamos calientes (o al revés).