La Segunda Guerra Mundial fue la desembocadura de un acelerado ascenso del fascismo sobre Europa, su consecuencia natural. Luego de la invasión italiana a Etiopía y la ocupación alemana de Checoslovaquia, era obvio que la paz pobremente impuesta por las potencias capitalistas sería efímera. El desencadenante de la guerra fue la invasión alemana a Polonia en 1939, aunque contendientes como los Estados Unidos o la Unión Soviética entrarían al conflicto recién en 1941.
Es en este año que la Alemania Nazi invadió territorio soviético, tanto para apropiarse de recursos naturales como por su programa fervientemente anti-socialista. Fue entonces cuando se inició la llamada Gran Guerra Patria, la resistencia del heróico pueblo soviético que cuatro años después terminaría poniéndole tumba al fascismo en Berlín.
El ejército nazi avanzó en un ataque relámpago hasta casi llegar a Moscú. Cuando los invasores estaban a apenas 24 kilómetros, Iosif Stalin decidió no moverse de la capital y organizó junto a Zhúkov una dura resistencia que terminó haciendo retroceder al aparentemente imparable ejército fascista. Solamente en esta resistencia murieron más soviéticos que todas las muertes del Reino Unido y los Estados Unidos sumadas.
Fue este punto de inflexión en 1942 el que llevó a un avance soviético que, sumado a la Batalla de Stalingrado, la de Kursk y la resistencia heróica de Leningrado, dio el impulso necesario para hacer retroceder al fascismo, que fue muerto al igual que su líder un 2 de mayo en la ciudad de Berlín.
Esta valiente pero fatídica resistencia y ofensiva se llevó la vida de más de 26 millones de soviéticos. Para ponerlo en números de la época, el censo argentino —salvando las distancias— del año 1947 daba un total de 15,8 millones de habitantes.
Es importante tener siempre en nuestra memoria a todos los compañeros que dieron su vida, más en este momento que el gobierno de Vladímir Putin instrumentaliza la bandera y el sacrificio del pueblo soviético para justificar sus proyectos imperialistas en las regiones de las ex repúblicas soviéticas.
En esta fecha festejamos la derrota del fascismo alemán, pero también recordamos a cada persona que dio de sí para lograr esa victoria, tanto a los altos mandos como Stalin o Zhúkov como también a cada uno de los combatientes y trabajadores anónimos que pusieron su esfuerzo y su vida en esta guerra.