La cosa es sencilla: Guillermo Moreno en el canal de streaming Blender, que dijo que Hitler era comunista. Lo hizo para defender al partido neofascista Alternativa para Alemania (AfD), cuya líder utilizó esta ridícula retórica para desvincularse del fascismo que promueven sus militantes.
Obviamente, en Blender nadie le discutió; ya sabemos que su línea editorial es cercana al partido de Moreno, Principios y Valores, y están financiados por los mismos que financian a Carajo, el streaming del “Gordo” Dan. Y honestamente, nos chupa un huevo este nicho, pero nos sirve para problematizar con el peronismo que hasta en sus versiones más “progresistas” se sube al macartismo.
Moreno también pidió a Villarruel en el peronismo. Esto hizo que muchos peronistas se enojaran ya que se trata de la hija de un genocida miembro de las juntas militares que desaparecieron 30.400 personas entre 1976 y 1983. No obstante, no es de sorprender la posición de Moreno, ya que las masacres empezaron con la Triple A y los decretos de aniquilamiento firmados por el gobierno peronista de Isabel Perón, amiga de Villaruel.
Lo que habilita este discurso es a correr más hacia la derecha al resto del peronismo. Es normal ver ahora kirchneristas contra el feminismo o la izquierda, incluso algunas de ellas, como Sugus (conductora de Gelatina) culpando a la izquierda de supuestamente infiltrarse en el peronismo y destruirlo por dentro.
Hoy nos proponen que para derrotar a Milei hay que incluir a la vicepresidenta de Milei. ¿La semana que viene nos van a decir que hay que incluirlo a Milei?
Está claro que el peronismo es enemigo del comunismo. Ellos mismos lo expresaron decenas de veces, incluso en sus versiones más “progresistas”. Esto responde a que provienen de una raíz nacionalista que considera que los comunistas somos elementos apátridas al servicio del imperialismo y por ende, agentes en contra del Estado y la nacionalidad argentina.
Este pensamiento es compartido por todas las expresiones de la burguesía. El peronismo solo representa a una de ellas que es la llamada “burguesía nacional” y que algunos le agregan “progresista”. Es decir, es el movimiento representante de un sector de la burguesía que está en contra de la burguesía imperialista internacional y nacional, pero es burguesía igual.
Y esto queda enmarcado en todas las facciones peronistas que ahora, en un año electoral, buscan promover el discurso de la democracia burguesa y la importancia de “ganar escaños” para “frenar el avance de la ultraderecha”.
De hecho La Cámpora, en su pelea contra Kicillof y su movimiento (Movimiento Derecho al Futuro) los acusan de ser funcionales a Milei por desdoblar las elecciones afirmando que eso e ir en listas sin unidad les va hacer perder escaños.
Cada facción del peronismo busca disputar un pedazo de la torta llamada Estado para seguir acumulando más y más hacia su interior. Mientras el gobierno sigue hambreandonos.
En el Congreso y los órganos legislativos provinciales y municipales no tenemos muchos espacios para discutir porque están coptados por el poder burgués. Esta democracia es su herramienta para justamente defender sus intereses como clase.
Por eso es que, al margen de las elecciones, nosotros como clase obrera tenemos que reforzar nuestras herramientas. Las asambleas han sido siempre el lugar de discusión de nuestra clase. Las organizaciones obreras y clasistas siempre han sido quienes impulsaron las grandes transformaciones en la historia de nuestro país y del mundo. Es allí donde reside nuestro poder.
Una de las discusiones que tenemos que darnos es justamente imaginar otras formas de organización, otra forma de relacionarnos y de producir. Algunos le llamamos socialismo y problematizamos cómo construirlo, pues recetas mágicas no hay.
Las facciones de la burguesía nos quieren hacer creer que no hay vida más allá del capitalismo y por ende, tenemos que asumir nuestro miserable destino. La historia nos demostró que eso es falso pero no podemos recrear experiencias, sino construir nuevas.
Estos sectores del peronismo hacen propio el discurso liberal de que los nazis eran comunistas. Si algo está claro, es que el nazifascismo para Perón (léase La hora de los pueblos) era parte de la tercera posición y del “nacionalismo de inclusión”. Moreno y compañía lo saben, pero en términos semióticos, necesitan confrontar con nosotros los marxistas porque somos los que están problematizando el capitalismo en una época donde se han agotado las alternativas para reformar el sistema. Somos quienes proponen imaginar un mundo posible más allá de la explotación que ofrece el sistema de producción capitalista.
El 9 de mayo celebramos el Día de la Victoria antifascista, en conmemoración de la rendición del naz1f4scism0 frente a los obreros del Ejército Rojo. Una gesta histórica para la humanidad que fue coordinada y liderada por los comunistas y una muestra de que el discurso de equipararnos con los naz1s es pura propaganda de sectores que en un pasado toleraron y apoyaron al f4scism0 y ahora se quieren lavar la cara.