“Esto cuesta un ojo de la cara” o “tuve que vender un riñón para pagarlo” son chistes que se hacen en Argentina cuando hay que pagar una cuenta. Lamentablemente, el neoliberalismo nos empuja a formas de vida en las que estas frases se vuelven una realidad. Sobre todo para jóvenes pobres del sur global que son alcanzados por redes de explotación que funcionan a plena luz del día, a vista de todos, conviven con el Estado de derecho y sortean la legalidad.
Una investigación de los medios alemanes Der Spiegel, ZDF y DW da cuentas de una red internacional de tráfico de órganos que explota la desesperación de jóvenes pobres en Kenia y las esperanzas de vida de pacientes en Europa, particularmente de Alemania e Israel. Se trata de una transferencia extractiva de sur a norte, como tantas otras en este sistema económico asqueroso.
Med Lead, una empresa de salud alemana, se presenta en su web con el lema “reiniciá tu vida” generando la promesa de una vida nueva sin diálisis. Lo que se ofrece como un servicio que “conecta a pacientes renales de todo el mundo con una red internacional de hospitales y soluciones médicas” es en realidad compraventa de riñones.
Los jóvenes africanos suelen ser las víctimas de esta red. Se les ofrece una suma de dinero en dólares -que aceptan por desesperación- y se les extirpa un riñón sin respetar el consentimiento informado. Esto quiere decir que los jóvenes aceptan el procedimiento sin conocer las consecuencias que esto puede tener para sus vidas. Luego se les paga menos de lo ofrecido y el órgano se trasplanta a alguna señora europea blanca y rica, también desesperada.
Esto es lo que sucede en el Hospital Mediheal en Eldoret, Kenia, donde médicos indios reclutan a pibes necesitados sin herramientas para comprender las implicancias de salud de por vida que conlleva vivir con un riñón menos. Willis Okumu, un investigador del crimen organizado del Instituto de Estudios sobre Seguridad de Nairobi, ha documentado decenas de casos similares en la ciudad de Oyugis, donde los jóvenes venden sus riñones por 2.000 dólares. Muchos de ellos ahora enfrentan problemas de salud graves, además de depresión y trauma psicológico.
“MEDLEAD busca minimizar la carga del sistema de asignación de riñones, reduciendo así el tiempo promedio de espera para un trasplante de riñón de años a semanas” afirman en su web. Pero, ¿cómo es esto posible? Se benefician de los vacíos legales. En Kenia la ley prohíbe las donaciones de órganos por dinero y permite solo las donaciones altruistas a familiares. Entonces, exempleados del Hospital Mediheal cuentan que a los “donantes” se les pedía firmar documentos en los que declaran ser familiares de los receptores.
En países como Alemania e Israel, pacientes con insuficiencia renal enfrentan largas listas de espera para trasplantes. Entonces, para esta desesperación, el mercado les ofrece una solución rápida. La agencia “MedLead”, dirigida por Robert Shpolanski, ciudadano israelí, conecta a donantes y receptores internacionales, a pesar de haber sido acusado de trasplantes ilegales.“No posponga sus problemas. Nunca hay tiempo suficiente” reza su página. Un exempleado de Mediheal contó que los receptores, que provienen de los países mencionados, llegan a pagar hasta 200.000 dólares por un riñón.
¿Te acordás de estos carteles? en 2023 eran un chiste en referencia a la idea de venta de órganos de Milei. En 2025, es una realidad. El proyecto de vida propuesto a la juventud conduce a estos niveles de desesperación. Vidas endeudadas, alquileres caros, baja calidad educativa y falta de oportunidades arman un combo que no nos resulta ajeno. El capitalismo se encarga de mercantilizarlo todo: se puede vender el semen, alquilar el útero, comprar un pibe. Crear una vida en la que los jóvenes no tengan que vender un riñón para vivir es nuestra obligación.