Murió el Papa Francisco

21.04.2025

El argentino Jorge Bergoglio tenía 88 años y ayer domingo se había mostrado en público por última vez luego de enfrentar una larga enfermedad. Fue una figura clave para las reformas de la Iglesia Católica.

Unos meses atrás, cuando enfermó el Papa, en Agitación tuvimos una pelea y una discusión sobre su figura. Algunos de nosotros lo queremos como Papa de los pobres y para otros es una figura polémica cuyo pasado es cuestionable. Ese debate para nosotros es una pista de lo que sucede con muchos ídolos populares, por eso nos proponemos repasar algunas de sus políticas que nos parecen recuperables sin huirle a las contradicciones.

| Algunos hechos que protagonizó Francisco

El 13 de marzo de 2013, el argentino se transformó en el primer Papa latinoamericano y desde ese momento comenzó a hacer reformas en la Iglesia Católica. Para contextualizar, el Vaticano venía generando una crisis de representatividad del catolicismo luego de años de apoyar guerras y dictaduras. Su figura contribuyó a lavar la cara de una iglesia muy vetusta, pero su carisma se compró el corazón del pueblo.

 

El 25 de julio de 2013, el Papa Francisco ofreció un discurso en la Catedral Metropolitana de San Sebastián, en Río de Janeiro, durante su visita a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud. Su mensaje “hagan lío” apuntaba a que los jóvenes se animen a ser protagonistas de las transformaciones sociales. Estaba criticando a la propia Iglesia Católica, y en ese sentido, refuerza su llamado con un: “la Iglesia tiene que salir a la calle, no puede ser una ONG”.

 

Dos años más tarde, del 8 al 10 de julio de 2015 protagonizó la primera visita de un Papa a Bolivia. Allí asistió al Encuentro Mundial de Movimientos Populares, donde recibió a los cartoneros que se estaban organizando en Argentina y en gran parte del mundo. Muchos recuerdan aquel momento por el crucifijo “comunista” que el entonces presidente de Bolivia, Evo Morales, le regaló. Fue un punto clave en el desarrollo de lo que más tarde se llamaría “Economía Popular” ya que, mientras Francisco los recibía, en Argentina el ministro de trabajo del gobierno de Cristina Kirchner, Carlos Tomada, reprimía a los trabajadores de la CTEP (hoy UTEP) que exigían ser reconocidos como un sindicato.

 

Mientras tanto, en el desarrollo de los conflictos en Venezuela, desde 2014 a aproximadamente 2018, lejos de apoyar una intervención militar como proponen los sectores de la oposición, Francisco decidió acompañar las propuestas de diálogos entre ambas partes (PSUV y MUD), para evitar una guerra civil similar a la que años atrás ocurrió en Siria o Ucrania. Se trata de una posición neutral que luego mantendría en los diferentes conflictos, como la guerra de Ucrania y Rusia.

 

Donde sí mantuvo una posición firme fue en el genocidio de Israel contra Palestina. En octubre de 2024, Francisco expresó que: “Desde aquel día Medio Oriente se ha sumido en un sufrimiento cada vez mayor, con acciones militares destructivas que siguen afectando a la población palestina”. Luego inauguró un Niño Jesús con un pañuelo palestino en un pesebre, acto que generó rechazo entre los sionistas. En 2024 dijo “fueron bombardeados niños. Esto no es una guerra. Es una crueldad”. Su último aporte a esta causa fue la llamada a la parroquia de Gaza, como primer acto de trabajo después de una leve recuperación de su enfermedad. 

 

Otros gestos de importancia los constituyen sus palabras de apoyo hacia las personas LGBT, se posicionó contra los países que criminalizan la homosexualidad; pidió perdón por el daño que los cristianos cometieron contra los pueblos indígenas; condenó el imperialismo sobre Latinoamérica y los abusos eclesiásticos pedófilos. 

 

Sin embargo, su historia es también la de la institución a la que perteneció. La última dictadura cívico-militar-eclesiástica, tuvo participación de la Iglesia Católica. Investigaciones periodísticas de Horacio Verbitsky recogieron testimonios que indican que Bergoglio mientras era superior de la congregación jesuita habría retirado su protección a los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics que estuvieron detenidos en la ESMA. En su libro autobiográfico “El Jesuita”, publicado en 2010, Bergoglio rechazó las acusaciones: “Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas”. Ese mismo año, el Tribunal Oral Federal 5 lo hizo testimoniar. Cuando le consultaron sobre cuándo había escuchado o sabido por primera vez de los cientos de niños apropiados por los genocidas, el entonces cardenal respondió “hace poco, hará diez años…”. En la querella se encontraban Myriam Bregman y Luis Bonomi que afirmaron: “Decenas de referencias hechas a medias que demostraban un gran conocimiento sobre hechos que aquí se investigan pero también una gran reticencia a brindar toda la información”. 

 

Orlando Yorio murió en el año 2000 y nunca acusó a Bergoglio por su detención. Y el padre Francisco Jalics, el 20 de marzo del 2013 declaró: “Estos son entonces los hechos: Orlando Yorio y yo no fuimos entregados por el Padre Bergoglio. Como ya en mis declaraciones anteriores dejé en claro, fuimos detenidos debido a una catequista, quien primero trabajó con nosotros y más tarde se unió a la guerrilla. Por nueve meses no la vimos más. Dos o tres días después de su detención, fuimos detenidos también nosotros.”

 

Estela de la Cuadra recupera la historia de su familia que se comunicó con Bergoglio por carta en varias ocasiones para pedirle que intercediera por la vida de su hermana Elena y su hijita Ana Libertad. Asegura que Bergoglio “aportó a oscurecer todo. Se encargó de ocultar sistemáticamente y de ser parte de ese manto que intentaron poner los militares”. 

 

A su vez, los defensores de Bergoglio aseguran que él escondió y ayudó a exiliarse a varios perseguidos por el régimen. “Bergoglio trató de ayudar en lo posible”, dijo el argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz. “Bergoglio no entregó a nadie, tampoco fue un cómplice de la dictadura”, subrayó.

 

Francisco había sido operado en el Gemelli tres veces en los últimos años, una vez al colon y dos al estómago. Tenía además problemas en una rodilla que con el tiempo no le permitieron caminar ni estar de pie mucho tiempo, desplazándose sólo en silla de ruedas.

 

Pese a que su situación había empeorado, en declaraciones hechas llegar a la prensa había dicho que no tenía intenciones de renunciar a su cargo, aunque algunos lo catalogaban como un “inconsciente” porque quería moverse y trabajar todo el tiempo, pese a su estado de salud.

 

 Sus políticas como cabeza de la Iglesia Católica fueron progresistas en el marco de una institución central del imperialismo occidental. Lejos de reivindicar su figura por ser argentino y tomar mate, por “poner en lo más alto a nuestro país” como hacen algunos medios, vaciando todo el contenido político de su obrar, abrazamos las contradicciones. No vamos a ser una izquierda hater de los ídolos populares, que se mofe del dolor del pueblo que llora a su Papa, pero tampoco vamos a comprar así sin más. Esperamos que la pérdida de Francisco no represente el giro más a la derecha de una institución de peso en la política mundial.