No tengo idea de que ideología lleva Luigi Mangione, tampoco me interesa mucho. Como asi menos me importa las consecuencias en mis redes sociales por reivindicar el asesinato de Brian Thompson, CEO de UnitedHealthcare. La ultraderecha se la ha pasado reivindicando asesinos e incluso el intento de asesinato a Cristina Kirchner fue celebrado en los medios nacionales, hoy aliados a LLA. Mao decía, correctamente, que el poder nace de la boca del fusil, y si bien no estoy incentivando a la violencia, considero que no hay que condenar el asesinato de los enemigos de clase.

Hablamos de Estados Unidos, con un sistema sanitario privado, en donde UnitedHealthcare se convirtió en la empresa prepaga de seguros de salud más grande del país a costa de lucrar con los derechos de los estadounidenses. Aparece Mangione, un joven de 26 años y ajusticia a su CEO, Brian Thompson y el escándalo es total. Los buenos moralistas y “forros pacifistas” – como cantaba Las Manos de Filippi – nos van a decir que la violencia está mal, venga de donde venga, pero yo no coincido. El amor no vence al odio, el odio de clase es la quintaesencia del proletariado.

Ahora, Mangione no nació en el proletariado, es hijo de burgueses exitosos y pariente de republicanos. Sin embargo, renunció a su condición de clase y comenzó a reivindicar a Theodore Kaczynski, quien fue detenido por enviar cartas bombas a los que consideraba sus enemigos, y por tal motivo es considerado terrorista para algunos, y para otros un revolucionario ya que además, escribió un manifiesto: “La sociedad industrial y su futuro”.

Segun los medios, Luigi cometio el asesinato con un claro motivo ideologico en contra del sistema de las prepagas que lucran con la salud. Según foristas en Twitter, había entrado en una depresión profunda y prefirió antes que pegarse un tiro él, pegarselo a un enemigo de la clase obrera y vivir para siempre en la cárcel. Una acción que, evidentemente no haría una persona que esté bien de salud mental, pero que no puede bajo ningún término ser condenada por los trabajadores del mundo. Es más, lamentamos que un explotado de McDonalds lo haya entregado a la policía en un claro ejemplo de alienación.

Yo no soy partidario de la violencia individual, si no de la violencia colectiva, organizada y perfectamente planificada para la toma del poder. Soy más del M26J, del EZLN, del Vietcong, de las Panteras Negras y si, también del PRT-ERP. Ahora, la violencia no siempre es necesaria, pero es imposible pensar que podemos convivir en paz entre clases, cuando el motor de la historia ha sido la lucha de clases. 

Los criminales de UnitedHealth Group roban en 130 países, pero no en todos el sistema sanitario está librado al mercado, en algunos está regulado, por suerte. La desregulación del sistema de salud, y de otros sectores, es lo que Milei promueve, y ya ha llevado a que un jubilado se bañe en nafta amenazando con prenderse fuego en Córdoba, luego de que PAMI eliminará los medicamentos al 100%. Estas políticas son un verdadero crimen contra la clase obrera y cualquier acción violenta será producto de su efecto al aplicarse.

Quien se diga camarada y crea que si algún día gobernamos los comunistas, no fusilaremos, están errados de movimiento. Fusilamos y fusilaremos, como diría el Che. Nuestro objetivo es eliminar a la burguesía, eliminar a las clases y avanzar hacia el socialismo, por eso militamos por la dictadura del proletariado, por el terror rojo contra quienes tiñeron de sangre obrera y campesina nuestra tierra. Es por ello que no condenamos ningún acto de justicia contra los enemigos de clase, aunque la democracia liberal nos acusen de violentos y pro-terroristas.

Más allá de eso, en EEUU la venta de armas a civiles es legal, y la depresión es un negocio para las farmacéuticas y empresas de seguro sanitario que lucran con dicha enfermedad. Entre pegarse un tiro, acribillar inocentes sin motivos algunos en escuelas o cines, y ajusticiar a un CEO, hay una notable diferencia pero factores comunes que llevan a esas acciones. El sistema sanitario de los Estados Unidos es responsable de este y muchos otros sucesos. 

El liberalismo no tiene una respuesta a los problemas que los capitalistas mismos crean haciendo negocios. Al final, el capitalismo no le sirve a nadie, puesto que sus políticas criminales y deshumanizadas de acumulación privada, muchas veces les conduce a los propios dueños del capital a perder la vida. Y por supuesto que ninguno de nosotros fusilara un burgués de forma individual, sabemos que lo único que nos espera es la cárcel para toda la vida, pero cuando nuestra existencia pende de un hilo, pues la depresión es la causa de muerte mas grande del mundo, entre el suicidio y convertirte en martir, es preferible ser un martir y hacer historia. 

¿Qué harán los grandes capitalistas cuando no sea un solo individuo, si no todos los explotados del mundo los que les apuntes con la punta del fusil? El poder se puede conseguir por vía armada o electoral, pero el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto, y la revolución socialista se defenderá fusil contra fusil. Nosotros como marxistas seguimos sosteniendo: paz entre pueblos, guerra entre clases. Estamos en guerra, de hecho, la paz nunca fue una opción.