La CGT confirmó que no irá al paro nacional que propuso Pablo Moyano. Además, apuestan a reforzar su diálogo con el gobierno nacional. Por otro lado, el 5 de diciembre habrá un paro nacional de ATE.
Tras una reunión clave realizada en la sede de UPCN, la mesa chica de la Confederación General del Trabajo (CGT) decidió no convocar a un paro general en el corto plazo. A pesar de las presiones del sector encabezado por Pablo Moyano, los triunviros Héctor Daer y Carlos Acuña, junto a otros líderes sindicales, reafirmaron su postura de mantener el diálogo con el gobierno de Javier Milei.
| La burocracia, otra vez haciendo nada
Durante el encuentro, que se extendió por tres horas, estuvieron presentes dirigentes de peso como Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), Julio Piumato (Judiciales), Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Sergio Romero (UDA) y Rodolfo Daer (Alimentación). La conclusión fue contundente: “la palabra paro no figura en nuestra agenda”, según destacaron los presentes, reafirmando la postura de la conducción de la CGT.
| Internas en la CGT
El ala moyanista había planteado la posibilidad de un paro nacional en diciembre, señalando la necesidad de presionar al gobierno ante el deterioro económico y las demandas insatisfechas de los trabajadores. Sin embargo, los sectores dialoguistas, representados por las corrientes más tradicionales de la central, como los “gordos” y el barrionuevismo, lograron imponer su estrategia de evitar medidas de fuerza y priorizar las negociaciones con el Ejecutivo y los empresarios.
Para estos sectores burocratizados, la prioridad es mantener una relación fluida con el gobierno sin posiciones confrontativas. Según los burócratas el camino no es comprometer la estabilidad del gobierno.
Esta postura, no obstante, refleja las tensiones internas en la central obrera. Mientras los sectores mas críticos al gobierno, como el moyanismo, insisten en la necesidad de endurecer las medidas frente al ajuste económico, los moderados optan por no generar conflictos abiertos con el gobierno de Javier Milei.
Además, el descontento de los sectores más combativos no se limita al moyanismo. Organizaciones independientes de las estructuras sindicales tradicionales, así como gremios más movilizados, han comenzado a organizarse por fuera de la CGT, impulsando medidas de fuerza y planes de lucha en respuesta a las políticas económicas actuales.
| Mas allá de la burocracia
En este contexto, sindicatos como ATE han tomado medidas de fuerza frente al brutal ajuste que aplica el gobierno de Milei y sus socios. Tras los recientes despidos de trabajadores que realizaron un paro en el Registro Automotor, ATE se encuentra en estado de alerta y movilización, con una convocatoria a paro nacional para el próximo 5 de diciembre.
Mientras la CGT prioriza el diálogo y evita confrontaciones directas, otros sectores del movimiento obrero organizado continúan en las calles, liderando asambleas y organizándose para enfrentar lo que consideran políticas de ajuste y vaciamiento.
Aunque la CGT busca evitar conflictos mayores, el creciente descontento entre los trabajadores y las acciones de sectores independientes o más combativos podrían intensificar la presión en los próximos meses. Lo cierto es que las luchas sindicales no cesarán, aunque la principal central obrera se mantenga al margen de las medidas de fuerza más radicales. La decisión de no convocar a un paro podría ser cuestionada si el diálogo no logra traducirse en mejoras concretas para los trabajadores.