Entre la tibieza y la violencia

El ex presidente, Alberto Fernandez fue noticia por un hecho lamentable. Fue denunciado por violencia de genero contra su ex pareja, y en este sentido abrió un debate en la agenda politica sobre los encubrimientos. Y es que, tarde o temprano las cosas se saben y pedir perdón después no arregla nada, el momento del debate es ahora.

La “noticia” de que Alberto violentaba a su pareja sorprendió a algunos, a otros no tanto y seguramente vendrán una catarata de repudios como sucede cada vez que una figura pública resulta ser la expresión de una sociedad violenta y machista, Alberto se suma a una lista de violentos, acosadores, abusadores de todos los espacios y partidos políticos, como también pasa con jugadores de fútbol, actores, músicos, periodistas pero ¿Será que todos los varones famosos son violentos acosadores manipuladores y en algunos casos violadores y asesinos? o es el reflejo de algo estructural que ni siquiera su exposición pública y el riesgo a ser juzgados y señalados logra frenar sus comportamientos, no tengo datos ni estadísticas pero la lista es interminable. 

 

No nos pongamos a pensar solo en los famosos, porque si fuese una cuestión de figuras públicas sería quizás otra la discusión, miremos a nuestro costado, quizás no sea el caso de quienes me están leyendo, pero es el caso de la mayoría de personas en este país y el mundo ¿Quién no conoce un caso de un varón cercano que violentó, manipuló, acosó o golpeó a una mujer? Yo conozco y eso que me muevo en ámbitos donde estos comportamientos están mucho menos naturalizados, imaginemos por un segundo lo que pasa en espacios donde los discursos, preguntas y repreguntas de los feminismos no llegaron o no consiguieron interpelar a los varones a replantearse sus prácticas. Lo que viene a continuación de poder identificar estos comportamientos en otros es poder desarraigarse de la complicidad y hacer un proceso interno de replanteo de nuestras propias prácticas, que en ámbitos donde es políticamente correcto somos de la boca para afuera los más deconstruidos y hacia adentro nosotros mismos sabemos con la violencia que cargamos, pero preferimos ocultar para no quedar mal, eso tarde o temprano se evidencia, mientras tanto generamos una confianza en un motón de gente que genuinamente cree que somos personas con buenas intenciones y que hemos logrado transformar nuestras actitudes en actitudes más humanas cuando en realidad solo estamos fingiendo.

¿Y los demás qué?

Alberto a meses de su asunción hablaba del fin del patriarcado, habilitó por primera vez a la existencia de un Ministerio de Mujeres Género y Diversidad, públicamente era un tipazo, mientras en lo privado violentaba a su pareja, pero Alberto no sale de un repollo, diría Cristina, que tiene muchas responsabilidades en otras cosas pero que el tipo sea violento y golpeador es responsabilidad del tipo no de quien lo puso ahí, en el ultimo de los casos Cristina cometió el error más común que suelen tener nuestras compañeras, seguir confiando en nosotros, los varones, firmes a su convicción militante de que en algún momento dejaremos de ser tan machistas y patriarcales, retomando el eje, Alberto es el producto de todas las veces que le dejamos pasar actitudes a cada compañero, todas las veces que preferimos callar para no enfrentar una situación incomoda, todas las veces que le dijimos a una piba que estaba exagerando, Alberto es el producto de nuestra complicidad y parece que estoy repitiendo o diciendo cosas ya sabidas o que ya discutimos antes pero es necesario traerlas de nuevo, porque no aprendimos nada y cuando no se aprende hay que volver a trabajarlo, hasta entender hasta cambiar porque esta más que claro que el patriarcado no se cae por decreto ni bancando la lucha de las pibas, el patriarcado caerá cuando (entre otras cosas) los varones dejemos de hacernos los boludos y cambiemos nuestras practicas, es lo mínimo que podemos hacer, ni siquiera nos están pidiendo mucho más que no matarlas, no golpearlas, no violentarlas, y sin embargo cada vez son más los femicidios, más las violaciones, más las denuncias de violencia. Estoy seguro que detrás de un varón violento hay siempre otro varón que lo encubre, o lo legitima. 

 

Alberto ya era bastante infumable desde antes, ahora más, no tuvo mejor idea ante la denuncia que hacer un comunicado diciendo que la víctima miente, es de manual, pero nosotros podemos aprender de todo esto que no importa si es tu vecino, tu jefe, tu referente, el músico de tu banda favorita o el mismísimo presidente de la Nación podemos ser violentos y machistas, pero también podemos cambiarlo solo es cuestión de voluntad política y romper con las complicidades. Por último un mensaje a aquellos compañeros que como Alberto utilizan y se embanderan de luchas y conquistas de los movimientos feministas para ocupar espacios de poder, sepan que son peores que aquellos que inconscientemente tienen actitudes machistas, ser consciente de una injusticia y de la cantidad de muertes y violencia que genera y aún así utilizarla discursivamente para ocupar un lugar es de sorete, y son muchos en los diferentes espacios políticos gremiales, medios de comunicación que hacen esto sepan que tarde o temprano las cosas se saben y que pedir perdón después no arregla nada, el momento es ahora.