El fantasma de la abstención y el deseo de nuevas alternativas

Comienza a aparecer un fantasma en los medios, las encuestadoras y la agenda política, el fantasma del abstencionismo al voto. El peronismo y los radicales están llamando a votar, buscando algún argumento para tratar de convencernos de porqué es importante. Lo que nos interesa es poder hablar de la desconexión que existe entre la ciudadanía y las representaciones políticas.

Los rosqueros de siempre analizan las alianzas electorales como si se tratase de ganarle a Milei uniendo sectores políticos que ya han gobernado. En el peronismo preveen, una vez más, que si no van unidos perderán las elecciones, pero no hablan de unidad programática solo de unidad para meter más diputados y senadores. De hecho los dirigentes de La Cámpora afirmaban hace poco, cuando estaban en disputa con el sector de Kicillof, que había que unirse pues “un diputado más (del PJ) es uno menos de ellos (Milei)”, es decir 2 + 2 es igual a 4.

 

Ofelia Fernández y un sector del peronismo “crítico” plantean la posibilidad de que aún, con esa unidad sin programa el peronismo puede perder las elecciones y por ello tratan de medir mediante medios como Gelatina, Cenital o Corta si le da la nafta a Patria Grande para ir por fuera. Más de lo mismo, el programa de Grabois es limitadisimo y ni siquiera lo han podido discutir porque desde 2021 vienen amagando con romper y construir por fuera, y la realidad es que funcionan como una contenedora de votos para lo más potable y lo más rancio del PJ. 

 

Lo bueno de todo este debate es que una vez más podemos ver como opinan los peronistas y cual es su folclore político. Los seguidores de Gelatina envían audios diciendo que la tradición del peronismo es ganar elecciones, no perderlas, y que “el peor de los nuestros es mejor que cualquiera de ellos”, justificando así la “unidad hasta que duela”. Tipos como Scioli, Pareja, Marra, Kueider, Francos, Jaldo, Leila Gianni o incluso Bullrich, Pichetto, Larreta y Macri salieron de las filas del Partido Justicialista y fueron votados bajo el engaño de la unidad y la patria.

 

No se han dado cuenta aún que la gente dejó de confiar en los políticos, por eso votaron a Milei, que se considera un “anti-político”. Si bien hay malestar respecto a la situación económica, hay quienes expresan tranquilidad frente al “equilibrio” y la forma en la que se traslade al voto se conocerá después de las elecciones. Mientras tanto, Milei aprovecha para continuar incorporando sectores de la casta, ya que ahora además de traerse políticos del PJ suma a los del Pro y la UCR. 

 

Es imposible que no haya una desconexión de la ciudadanía con la clase política si ésta traiciona constantemente a quienes dice representar, aunque en realidad siempre están gestionando con más o menos redistribución, los intereses de su clase. todo el tiempo. Podríamos celebrar entonces la enorme abstención que se viene registrando en las elecciones provinciales, pero sabemos que esto en el fondo es un problema que debería ser mínimamente problematizado. 

 

Podríamos cerrar este artículo llamando a votar a obreros honestos y luchadores como los candidatos del Frente de Izquierda, y de hecho, apoyamos a ese espacio. Sin embargo, notamos como el FIT-U también pierde en esta crisis de representatividad pese a que vemos a sus diputados/as constantemente en las luchas obreras. El l trotskismo ha permanecido más o menos unido por más de 10 años.  es que han hecho un acuerdo programático fuerte, debatido desde las bases, desde las asambleas y comisiones obreras. Quizás se podría afirmar  que hace falta una actualización programática y una amplitud de la unidad bajo esos acuerdos programáticos, pueses cierto que muchas veces el FIT-U no está en algunas regiones o frente de lucha, donde sí están otros sectores de izquierda con los que hoy tranquilamente se podrían avanzar en acuerdos de unidad programática.

 

No se ve a Grabois y su gente acompañando a los obreros del Hospital Posadas o Garrahan, denunciando los descuentos que aplica Kicillof a los docentes de la Provincia de Buenos Aires que van a paro. De hecho sobre esto último, Juan Grabois dijo que habría que mandar al “paredón” a los directivos de escuelas o hospitales que paran. En la lucha de estos sectores como la del SUTNA, GPS, la gráfica Madygraf, los colegios secundarios y las universidades, entre otros, solo se ve a los militantes de la izquierda. Sin embargo seguimos – la izquierda en general – siendo más marginales que el progresismo. ¿Por qué?

 

Los Grabois, Monteverde y compañía tienen los medios a su favor y en ellos venden falsas promesas. Patria Grande promete todos los años hacer un armado propio con trabajadores a la cabeza y siempre terminan siendo furgón de cola del PJ. Ciudad Futura por su parte, logró hacer que el PJ sea su furgón de cola pero a cambio fueron moderando su programa y saliendo de Rosario respaldan al PJ puesto que no tienen construcción nacional y por acuerdos electorales tampoco podrían apoyar al FIT-U. 

 

En PG utilizan las elecciones para vender una épica de “ruptura”. No hay ninguna épica ahí, es lo que deberían haber hecho hace años, pero no lo hacen ni lo harán porque en el fondo son policlasistas como el peronismo y así como con una mano te militan a obreras como Zaracho y Fer Miño, con la otra mano te hacen militar a la casta de siempre: Sergio Massa, Axel Kicillof y Máximo Kirchner.

 

Los Grabois se convierten así en parte del problema porque venden falsas ilusiones. Sea por tener una lectura errada de que se puede cambiar el peronismo por dentro o sea por conveniencia propia de que saben que así acumulan para su espacio, terminan engañando a la gente y alimentando el odio generalizado a la política y la desconexión con todo lo que tenga que ver con el orden político. Llegado a estas alturas, no podemos confiar en estas personas.

 

Ahora bien, las elecciones burguesas bajo este panorama  nos permiten ver el grado de interés de la sociedad con la política. De esta crisis de representatividad y asco hacia la política puede emerger algo, pero ese algo tiene que ser desde las bases y organizándonos bajo consejos, asambleas, comisiones obreras.  no importan mucho las elecciones si no hay un movimiento organizado que esté discutiendo cómo superar el capitalismo. Obvio que es preferible  que entren obreros que representan a su clase y emergen de los espacios de organización obrera, pero tampoco  es la solución. 

 

La Cámpora agita que es necesario la unidad para ganarle a Milei. Yo creo que tienen razón, pero no con ellos ni con sus facciones que a viva voz dicen representar a la burguesía nacional. La unidad para ganarle a Milei es lo que vienen haciendo los jubilados, las hinchadas de los clubes, los trabajadores de salud y educación, las comisiones obreras de las diferentes fábricas que están despidiendo trabajadores, los desocupados, los universitarios, etc. En esa unidad nunca se los vio a Maximo Kirchner, Mayra Mendoza, Sergio Massa, Axel Kicillof, Guillermo Moreno, y aunque a veces se lo vea a Grabois, también se lo escucha después culpar a los “troskos” por “la foto con el dedito a la policía”. 

 

Hace rato venimos hablando del “deseo poscapitalista” y el “comunismo del futuro”, no como una , sino como debates que debemos darnos. El capitalismo hoy propone extinción, y lo podemos ver con la enorme cantidad de personas en situación de calle o pacientes de enfermedades crónicas que se están muriendo, tambien se puede ver en como crece cada día más el suicidio. No nos negamos a pensar que la sociedad está eligiendo el camino de la extinción, más bien creemos que la clase política es la que se está encargando de conducirnos a ello. Pensar en un mundo justo, donde se priorice lo humano y no la acumulación privada de capital es pensar en un mundo poscapitalista y no podemos pensar en ello con los mismos políticos de siempre.

 

No importan los resultados electorales. Si el oficialismo vuelve a ganar será consecuencia de que la política aún no está a la altura de la realidad. Entendemos a Milei como un punto de fuga, como la muerte de la política anterior, pero un momento para construir nuevas alternativas.