La Revolución Socialista de Octubre, que en nuestro calendario es noviembre, fue el resultado de un fuerte descontento social contra el régimen zarista y el gobierno provisorio ruso que mantenían una estructura politica y económica de pobreza y explotación.
Quienes organizaron la revolución, Bolcheviques, con los obreros y campesinos de Rusia, sabían que con una mera reforma no alcanzaba, el país estaba demasiado devastado por el feudalismo y el temprano capitalismo. Por ello, avanzaron hacia la construcción de un Estado socialista, entendiendo que el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto.
Y así fue como surgió el primer Estado socialista triunfante del mundo. Que si bien es cierto que para establecerse debieron los bolcheviques profundizar en una serie de pruebas y errores, durante décadas la URSS fue una potencia mundial.
Pero no una potencia imperialista, como lo son otros países hoy, si no una potencia humanística, internacionalista. El apoyo inquebrantable a las diferentes revoluciones, como la China, Cubana, Vietnamita, etc, se hizo sin ningún tipo de intereses económicos de concentración.
Las banderas rojas, que pasaron de movilizar los sindicatos a lanzar satélites al espacio, en el camino libero a la mujer de la doble explotación capitalista-patriarcal, dándole lugar en la esfera publica y en la vida politica, legalizando el aborto y el divorcio.
Educación, salud, bienestar, ambiente, derechos humanos, economía popular, todos lo reclamos que hoy levanta el movimiento obrero internacional, los soviéticos los fueron convirtiendo en políticas de Estado.
En el arte desarrollaron la propaganda, para la agitación. En el ejercito desarrollaron los valores revolucionarios, para defender la revolución. En Stalingrado comenzó la gesta que le puso fin a la amenaza nazi-fascista, culminando con la toma de Berlín y la muerte del guerrista Adolf Hitler.
Todavía siguen sintiendo escalofrió los imperialistas y dueños del capital privado cuando ven un martillo y una hoz sobre la heroica bandera roja, la bandera del proletariado.
Pero hubo un revés, los enemigos internos, los revisionistas, burócratas y traidores a Lenin tiraron la Unión Soviética para balcanizarla y restaurar nuevamente el capitalismo. No les va servir de nada, por que hoy los proletarios del mundo, a mas de 30 años de la caída del socialismo real, se inclinan a las filas de los Partidos y organizaciones Comunistas y Obreras de todo el mundo para tomar nuevamente el cielo por asalto y reconstruir el poder soviético, que es el poder de las asambleas, de los consejos obreros. Contra todos los reformistas y traidores, contra el poder burgués y los partidos patronales gritamos:
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COMUNISMO O NADA.