Les falta Rock
Nos prendemos de Dillom porque, además de ser de los artistas que mas escuchamos, creemos que es de los pocos que no le importan las consecuencias de su mensaje, si no el efecto que quiere dejar. En una época donde todo es frivolidad y la industria cultural convierte el contenido en mera superficialidad burguesa, hace falta mas rock, como dice Myriam Bregman.
No vamos a hacer un analisis de “por cesarea” de Dillom, vamos a plantear una problemática. Vivimos en una época donde posicionarse es casi que un delito, y sentido tiene cuando el gobierno de la Libertad denuncia a quienes se expresan libremente. Queremos romper con eso, queremos recuperar la esencia radical de la juventud. Acá estamos agitando, que vengan a buscarnos.
Ósea, digamos, ¿Caputo puede vender el país y hacernos pagar las deudas que contrae, con nuestros ahorros en dólares? Nos están tomando por boludo por que perdimos la belleza de la rebeldía, del mensaje radicalizado. Entonces efectivamente decimos que “a Caputo en la plaza lo tienen que colgar”. No solo a el, a todos los que forman parte de este gobierno saqueador y hambrador.
Y si el gobierno de la Libertad se ofende por nuestras expresiones, nuevamente: acá estamos, vengan a buscarnos. El rock, como el hip hop, nacieron de la necesidad de gritar, de romper todo, de cambiarlo todo. Lo que pasa es que terminaron siendo domesticados, como nosotros, pero ¿Cuánto estamos dispuesto a soportar? el tiempo es criminal, y el gobierno no perdona.
Radicalizarlo todo
Desde los 70 hasta los 10′, las mayorías de las canciones de rock hablaban de los problemas de la sociedad. Diferentes matices, estaban quienes se inclinaban por el peronismo, como la mayoría de los grupos de heavy metal, y otros más hacia la izquierda, como era normal en el punk y algunas tendencias del rock nacional.
Quizás la desmovilizacion durante el kirchnerismo, que nos hizo creer que estaba todo bien, y la emergencia del trap, que mayoritariamente se centra en la meritocracia como eje, fueron el caldo de cultivo para una derrota en la batalla cultural. Ahora, celebramos cuando artistas como Lali, Milo J, Wos o Trueno toman partida, pero es que si ni nosotros nos animamos a tomar partida, ¿Cómo podemos esperar que los demás artistas lo hagan? La clave sigue siendo radicalizarlo todo, radicalizar la sociedad.
Una sociedad que tiene miedo a expresarse, sea por el constante doxxeo o los discursos de odio promovidos por el propio gobierno, es una sociedad que lamentablemente esta regalando el futuro, esta por inacción y/o miedo aceptando el saqueo y la destrucción del país.
Romper con ese miedo es el primer paso, y la mejor forma es romper con la mordaza que impone la ultraderecha. Y es que, tarde o temprano vas a ser enemigo, opines o no opines, incluso si votaste este gobierno, vas a ser el enemigo. Quizás posicionarte hoy pueda salirte caro, pero mas caro va salir no posicionarse, es decir convertirte en el enemigo sin haber hecho nada. Entonces, si radicalizar significa ir a la raíz del problema, y si nuestros problemas son parte de un conjunto de politica, urge radicalizarnos.
Batalla cultural
Cuando en Brasil, Colombia, Chile o Mexico hubo procesos similares al nuestro, donde todos los derechos se vieron vulnerados por las violentas políticas de la derecha para defender la acumulación de la burguesía, hasta los artistas menos politizados en sus contenidos tomaron partida. Pero fue la sociedad, el común, los ciudadanos, quienes le dieron el impulso para ello.
Nosotros somos independiente de todos los gobiernos que ha tenido Argentina y honestamente no queremos que vuelvan quienes ya gobernaron. Creemos que tenemos dar una calurosa batalla cultural para politizar la ira, la bronca, el asco y la frustración y materializarla en un enorme movimiento popular que sea capaz de cambiar no solo al gobierno, si no al régimen político.
Volvemos a lo mismo, los gerentes de la pobreza que nos gobiernan, los enemigos de clase, van a venir a buscarnos. Que vengan, los estaremos esperando armados con el mas poderosa arma que tiene el obrero, la unidad de acción y lucha. Porque somos una sociedad rota, estéticamente horrible, y es normal, “somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros” dijo Sartre, pero queremos todo lo que es bello, todo lo que es nuestro.
Por eso necesitamos destruirlos cultural y discursivamente, por que nadie quiere vivir mal, por que todos queremos el progreso, pero tenemos miedo, no hay una cultura de rebeldía. Y seremos redundantes de nuevo, tenemos miedo a que nos vengan a buscar, pero solo tenemos que dejar de ser tan boludos, saber que ellos quieren medicarnos. Tenemos que decirles: “Acá estoy. Vengan a buscarme”.
A por todo
La izquierda tradicional cree mucho en los partidos y estructuras políticas. Piensan incorrectamente que si su partido crece, con cuadros insertos en las masas, la toma del poder puede ser un hecho. Quizás en el siglo pasado, un partido o sindicato tenían la suficiente influencia obrera como para decir “a por todo” y tomar el cielo por asalto.
Hace tiempo que esto cambio, primero por que existen decenas de partidos de tipo socialistas, en segundo lugar porque cambiaron los influenciadores, los agitadores. Hoy un YouTuber o artista que comienza a agitar un “a por todo” tiene mucho mas impacto que si eso lo dice un dirigente sindical o social o el secretario general de un partido. Sin embargo, el efecto generado es el mismo, la necesidad de crear un sentido en común potencialmente revolucionario, crear las condiciones materiales.
En este sentido, nosotros somos no-intelectuales, puesto que apostar a opinar y no dar tesis ni teorías políticas. Somos lisa y llanamente agitadores, y queremos que nuestra comunidad sea lo mas critica posible, sea incorrecta y nunca le falte rock. Hablamos en criollo, para la gente del común, por que somos gente del común, por que la revolución la hacemos los comunes, y la revolución esta llena de aciertos y errores. No hay recetas mágicas, solo una necesidad: cambiarlo todo.
Acá estamos, agitando, planteando la necesidad de derrotar a este gobierno, de cambiar a este sistema basado en la explotación del hombre por el hombre. Aca estamos, con un martillo y una hoz, ya somos el enemigo, ya no nos pueden medicar, cuando vengan a buscarnos, habremos parido un movimiento popular, por cesarea.