
La clase obrera y la juventud portuguesas protagonizaron este miércoles una de las mayores movilizaciones de las últimas décadas. Más de tres millones de trabajadores participaron en la huelga general convocada contra el nuevo paquete laboral impulsado por el Gobierno derechista, mientras centenares de miles colmaron las calles de Lisboa, Oporto y otras ciudades del país.
La jornada dejó sectores completos paralizados —transporte, educación, salud y administración pública— y evidenció un rechazo masivo a lo que los manifestantes consideran “ataques a los derechos laborales” y un avance de la extrema derecha en la agenda política. Los obreros además siguieron los ejemplos de los obreros italianos bloqueando accesos, rutas y calles, impidiendo que los “carneros” (rompehuelgas) avancen.
Los sindicatos calificaron la movilización como “histórica” y advirtieron que, de no retirarse las reformas, las protestas continuarán. Hubo carteles y cantos recordando la Revolución de los Claveles, y durante la noche los obreros portugueses cantaron “Grândola, Vila Morena”, la canción que musicalizó aquella revolución que en 1974 le puso fin a la dictadura y abrió un intento de un Portugal socialista.