Hace unos días la referente juvenil del progresismo, Ofelia Fernández, le respondía a Myriam Bregman que “¿para qué sirve el FIT-U?”. Una buena pregunta, pues el trotskismo no está ajeno a errores y necesidades de autocríticas, pero que desacredita automáticamente al hablar de números electorales e intención de votos. El problema con ese planteamiento no es ni Ofelia ni la chicana detrás, es el hecho de creer que ganar las elecciones es más importante que participar de las luchas obreras. Peor aún si no se cuestiona a los personajes detrás de los armados de las listas.
El comunicado de Patria Grande negando la Nakba para bancar la solución de dos Estados en el conflicto Palestina-Israel es, a nuestro entender, una diferencia lineal. No podemos pretender de un partido de este tipo una posición radicalizada, aunque valió la pena criticarlos por el negacionismo de los hechos ocurridos en 1948. Sin embargo, es solo un detalle al lado de las fotos de Insfran y Mayans, dos dirigentes del PJ y Fuerza Patria, con la negacionista de Villarruel. Lo que es aún peor, pasados de rosca, algunos consideran una épica sacar a la vicepresidenta al gobierno de LLA y “peronizarla”.
Sin embargo, esto no se queda en comunicados y fotos. Ya el más progresista de ellos, Juan Grabois, dijo la lamentable frase de “paredón” a los directivos docentes y médicos que paran. Para algunos, una chicana de tipo “hagovera”; para nosotros, que conocemos el contexto de fondo, una defensa muy reaccionaria al gobierno de su amigo Axel Kicillof y a la SUTEBA del burócrata de Baradel que carnea los paros. Es normal que si integras un gobierno lo defiendas, pero no es normal “chicanear” con fusilar a los obreros que paran. Ni siquiera es gracioso, es peligroso usar esas palabras.
Axel Kicillof, por cierto, que es un especialista en criticar las nefastas políticas antiobreras de Milei, pero cuando las aplica él, hace exactamente lo mismo que el gobierno nacional; mueve a todo el aparato represivo del Estado bonaerense para reprimir manifestaciones. Desde hacer la vista gorda en los reclamos de Georgalos y permitir que Bullrich despliegue la Gendarmería, hasta reprimir protestas de vecinos en contra de la inseguridad que viven todos los días y que viene dejando decenas de obreros muertos o jóvenes víctimas del avance de las estructuras narcos.
Acá en Entre Ríos, por ejemplo, Michel y Bahl representan el ala más derechista del PJ, y es tan así que Patria Grande y otros sectores peronistas rompieron para armar Ahora 503 por fuera. Sin embargo, Cristina Kirchner, como presidenta del PJ, avala y reconoce la lista oficial, la de los que dicen que al gobernador Frigerio le sirve más que ganen ellos a que gane LLA. Se sabe que el peronismo entrerriano es especialista en darle gobernabilidad a la derecha; es lo que hizo Bordet mientras gobernaba Macri.
A Itaí Hagman le están pegando por todos lados. Por derecha le acusan de ser un tibio por no mencionar que nació en Israel. Por izquierda se le acusa por dos cosas: una es su línea tibia sobre Palestina, y la otra es por haberse negado a tratar el rechazo al acuerdo con el FMI en 2021, cediendo su banca y absteniéndose de votar en contra del acuerdo, incluso yendo a contramano de los demás diputados de Patria Grande que sí votaron en contra. Hoy es el cabeza de lista de Fuerza Patria en CABA, en una lista que está llena de castas del PJ y el Frente Renovador.
De Juan Grabois ya no podemos esperar nada; traiciona su propia palabra constantemente. Sin embargo, algunos no conocen a Taiana, una persona que ha estado a la izquierda del peronismo oficialista siempre; sin embargo, no le tiembla el pulso para hacer alianzas con lo peor del peronismo, bajar su candidatura en 2015 para poner a la militancia a militar a Scioli (hoy hombre de Milei). Ahora hace campaña con Daer en la CGT en vez de salir con estos a bancar a los jubilados, docentes o Garrahan, que están en constante lucha por sus salarios y derechos.
Ofelia se pregunta para qué sirve la izquierda. No sirve para ganar unas elecciones, eso está claro. Pero al menos está en la calle siempre, no han traicionado a sus militantes ni han tranzado con personajes a los que solían tratar de enemigos. Es de hecho por eso que nunca ganan las elecciones, porque van en contra de las prácticas de acumulación de poder a base de la tranza, el negocio y la renuncia a los principios. La izquierda en este país tiene sus problemas, pero ser un “2%” electoralmente claramente no es un problema. Si vamos al caso, entre el 40 y el 50% de la población no vota; por ende, todos los partidos hoy son minorías.
Si tu militancia apoya a Palestina, está en todas las luchas obreras, denuncia al FMI, se opone a los discursos negacionistas de Villarruel y compañía, es traición hacerlos militar listas que no coinciden con sus agendas. Rosa Luxemburgo decía que la falla era de los jefes, y por rebelarse contra la socialdemocracia la mataron. Si el coraje se contagia y la lealtad es a los leales, al menos nosotros vamos a estar con quienes no dejan sus principios por una banca o por sacar más votos que LLA. Para nosotros es necesario construir poder popular y reforzar las asambleas, que es donde está la verdadera democracia obrera.
Con esto no estamos desacreditando militancias, ni mucho menos tratamos de decirles a quienes integran Fuerza Patria que deben romper. En política, toda acción tiene una respuesta, y ante la decisión del peronismo y sus aliados de confrontar discursivamente con la izquierda, y los recientes hechos que ponen en duda si el peronismo es una verdadera oposición, nos preguntamos: ¿para qué sirve el peronismo? Todo indica que sirve para vaciar la lucha obrera y popular por salidas electorales con listas y programas que se cierran tranzando y entregando a la militancia de base. La izquierda nunca acompañará eso.