Politizar la salud mental

En el Día Mundial de la Salud Mental traemos a colación una reflexión de Mark Fisher sobre la necesidad de politizar la salud mental. En su libro «Realismo capitalista», Mark analiza con claridad la naturaleza de la depresión en la sociedad moderna.

En esta sociedad individualista, la responsabilidad personal se ha convertido en uno de los principales valores culturales de la sociedad capitalista; en el siguiente extracto, Fisher sintetiza cómo se incentiva la falta de cura de las enfermedades mentales en nuestra sociedad.

 

«Considerar las enfermedades mentales como un problema químico-biológico individual tiene enormes beneficios para el capitalismo. En primer lugar, refuerza el impulso del capital hacia la individualización atomizada (se está enfermo debido a la química de su cerebro). En segundo lugar, proporciona un mercado enormemente lucrativo en el que las compañías farmacéuticas multinacionales pueden vender sus fármacos (podemos curarte con nuestros ISRS). Huelga decir que todas las enfermedades mentales tienen una base neurológica, pero esto no dice nada sobre su causalidad. Si bien es cierto, por ejemplo, que la depresión se debe a niveles bajos de serotonina, lo que aún queda por explicar es por qué individuos específicos tienen niveles bajos de serotonina. Esto requiere una explicación social y política; y la tarea de politizar las enfermedades mentales es urgente».

 

No podemos adoptar el modelo liberal de las salidas individuales y menos en materia de salud mental. Tampoco podemos creer que las enfermedades de salud mental son abstractas y ajenas al escenario social y político. Debemos cambiar ese discurso sobre las enfermedades mentales entre las personas, considerándolas no solo como una batalla personal, sino como un problema social más amplio.

 

La Ley 26.657 es la Ley Nacional de Salud Mental de Argentina, vigente desde 2010 y que define la salud mental como un proceso histórico, social, cultural, biológico y psicológico, garantizando el acceso a atención integral, gratuita e igualitaria para todas las personas. Sin embargo, no se hace efectivo su cumplimiento y el sistema sigue avanzando hacia la privatización de esta área.

 

La salud mental es un derecho humano fundamental; no podemos aceptar que se naturalice como un privilegio. Por ello es necesario hablar de salud mental desde una perspectiva política y con salidas colectivas.