La narrativa de Milei, centrada en el supuesto éxito de la estabilización económica, choca de frente con una realidad fatal. “Ahora vienen a decir que no se llega a fin de mes. Si fuera cierto, ustedes tendrían que caminar por la calle y tendría que estar llena de cadáveres. ¿Alguien se puso a pensar en serio esa pelotudez?” aseguró tiempo atrás el presidente. La frialdad de los números y la brutalidad de los hechos desmienten la idílica imagen de una economía en recuperación.
Muertes por desidia del Estado
La falta de medicamentos y el frío. La falta de acceso a la salud y a los bienes básicos se cobra vidas.
Falta de medicamentos
Al menos 60 personas con cáncer murieron debido a la quita de medicamentos. Esto se agrava con la decisión del Gobierno de disolver la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales, el organismo encargado de garantizar su provisión, dejando a miles de pacientes en una situación de total desamparo.
El frío no mata, la crueldad planificada sí
Durante la primera mitad del año, 63 personas en situación de calle fallecieron a causa del frío en CABA. A esto se suman dos muertos de frío en Mendoza y un jubilado en Tunuyán.
El suicidio como consecuencia de la precariedad
La presión económica y la incertidumbre laboral llevan a una situación límite. Desde que asumió Milei una trabajadora del Ministerio de Salud se quitó la vida por el “temor a perder su trabajo” y un trabajador del Hospital Garrahan se suicidó por la angustia de la situación económica.
La desesperación de jubilados
La falta de acceso a medicamentos y la precariedad de la vida de los jubilados llevaron a que un jubilado intentara prenderse fuego en una sede del PAMI para reclamar.
Nos gobiernan unos hijos de puta
Por más que lo niegue Milei, no solo es cierto que no se llega a fin de mes, además está lleno de cadáveres en la calle. No es que ignoren estos datos, al contrario, lo saben y decidieron que hay un sector de la sociedad descartable como excedente. La pobreza tiene consecuencias fatales, se materializa sufrimiento. Milei dice que no hay que ser sensiblero. Sentir dolor frente al sufrimiento ajeno es lo que nos distingue como sujetos éticos.