El 7 de enero de 1919 se inicia la Semana Trágica, una de las mayores masacres de trabajadores de nuestra historia.
Se produjo durante la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen (1916-1922), el primer presidente democrático de la historia argentina. Se trataba de un período de fuerte agitación política e inestabilidad económica y social. La Primera Guerra Mundial y la reconstrucción produjeron fuertes descalabros económicos y diplomáticos. Por otro lado, la llegada de la UCR al poder y sus reformas alimentaron grandes expectativas de cambios, mientras que el fantasma de la Revolución Rusa recorría el mundo.
En Diciembre estalló una huelga en Talleres Vasena, una de las principales empresas de la incipiente industria nacional. En aquellos tiempos el movimiento obrero organizado estaba dirigidos por la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) en sus dos ramas: la anarquista, más combativa, y la socialista, más conciliadora.
A finales de diciembre las medidas de fuerza de los huelguistas fueron acompañados de piquetes y cortes en los que recibieron apoyo de los vecinos. Pronto comenzó el hostigamiento de los rompehuelgas armados que atacaron a trabajadores y vecinos mientras la empresa se negaba a recibir el petitorio en el que se encontraban reclamos por derechos fundamentales.
Los pequeños enfrentamientos callejeros fueron escalando hasta el estallido del 7 de enero cuando cientos de policías y bomberos armados se movilizaron con fusiles para atacar a los trabajadores y vecinos movilizados y disparar contra los locales anarquistas de Buenos Aires. Fue una masacre y se trataba solo del inicio.
En los siguientes días las fuerzas de seguridad desatarian una violencia injustificada contra los trabajadores que incluyo el ataque al cortejo fúnebre de las víctimas del 7 de enero disparando indiscriminadamente contra trabajadores, familiares y vecinos. Los obreros se enfrentaron a la policia y los rompehuelgas en la calle. Los principales diarios alimentaron el temor con la idea de “vamos a ser Rusia” mientras presentaban la huelga como una conspiración de judios y comunistas.
Con el justificativo del “miedo rojo” se desató una de las mas terribles masacres de nuestra historia. Yrigoyen declaró el estado de sitio. A los efectivos de la policía se le sumaron tropas del Ejército Argentino dirigidas por el radical Luis Dellepiane para reprimir la huelga.
Incluso se formaron grupos choque de extrema derecha conformados por voluntarios armados provenientes de las clases altas. En medio de la represión y con el aval de la policía se dedicaron a atacar a obreros, extranjeros, militantes y judíos. Nacía la Liga Patriótica.
El saldo fue de cientos de muertos (al menos 700.y quizás hasta 1000), un número no confirmado de desaparecidos y cientos de heridos en uno de los peores crímenes contra la clase trabajadora argentina. Los diarios de la época sentenciaban que se había restablecido el orden.