Milei se reunió con Trump en Mar-a-Lago. Acordaron las bases de un acuerdo económico entre Argentina y Estados Unidos. Con un aire al Pacto Roca-Runciman, ¿vuelven las relaciones carnales?.
El presidente argentino Javier Milei participó anoche en un evento en Mar-a-Lago, Florida, organizado por Donald Trump, quien fue recientemente electo como presidente de Estados Unidos. En la cena, organizada por el grupo American First Policy, Milei estuvo acompañado por su equipo de gobierno, incluido el canciller Gerardo Werthein y la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei.
Durante el evento, Milei tuvo una conversación de aproximadamente media hora con Trump, en la que destacaron sus afinidades ideológicas y políticas. Además, mantuvo encuentros informales con otras figuras de la próxima administración estadounidense, como el vicepresidente electo J.D. Vance y el magnate Elon Musk.
En su intervención, Milei se refirió al impacto global del triunfo de Trump y, como ya es una costumbre en sus discursos, lanzó una fuerte crítica al socialismo y afirmó que:
“En 1848, Marx comenzó aquel panfleto siniestro, que fue su manifiesto comunista, diciendo que un fantasma recorría Europa, el fantasma del comunismo. Hoy un fantasma distinto recorre el mundo, el fantasma de la libertad, que viene a terminar con el modelo de servidumbre que reina en el mundo libre bajo el manto de las buenas intenciones y de la mal llamada justicia social”.
Siguiendo con su mundo de fantasía donde todo es socialismo, elogió la victoria del republicano, asegurando que “el mundo es mejor” gracias a su retorno al poder. Además, celebró la adquisición de la red social X – ex Twitter – por parte de Musk, afirmando que este último “salvó a la humanidad” con su compra.
Trump, por su parte, elogió a Milei, destacando que el argentino “ha hecho un trabajo increíble” durante su gestión hasta ahora. El evento en Mar-a-Lago se enmarca en la estrecha relación entre ambos mandatarios, quienes comparten posturas alineadas en términos de políticas económicas, libertades individuales y un fuerte discurso anti-establishment, aunque pro corporaciones y poder empresarial.
Este encuentro resalta la sintonía ideológica entre ambos líderes, que forman parte de una suerte de Internacional de ultraderecha, así como también marca el inicio de lo que podría ser un acuerdo comercial más estrecho entre Argentina y Estados Unidos en los próximos años, especialmente en temas como el libre mercado, la reducción de la intervención estatal y la venta de la soberanía nacional al capital extranjero, con la que le venia allanando el camino mediante el RIGI.