No soy cultor del cuanto peor mejor como también reconozco que el “malmenorismo” de los últimos años nos llevó a esta situación acuciante. La disyuntiva es si Argentina entra a partir del domingo en una variante del fascismo de mercado o no.
- por José Sagasti.
Ese fascismo que encontró sustento en el Brasil de Bolsonaro donde asesinaron a Marielle Franco por mujer, negra, lesbiana y también por “zurda”; en la Hungría de Viktor Orban donde el derecho a huelga de los trabajadores se halla profundamente limitado y se persigue a los que luchan o en El Salvador profundamente militarizado y con cárceles que funcionan como campos de concentración sin el derecho a defensa y donde el narcotráfico sirve de excusa para encarcelar a cuanto disidente alce su voz.
Eso es lo que está en juego hoy: las reglas más elementales de la convivencia política, es decir, que estamos ante la posibilidad de que el sistema democrático se fracture y la militancia política deba adaptarse a un terreno al que no estamos acostumbrados quienes nacimos a partir de 1983. Quienes vienen del palo de la izquierda trotskista o de otras variantes más ortodoxas dirán que todos los candidatos (a excepción de Myriam Bregman) son candidatos burgueses.
Tal como debatía con un militante del PO el jueves–al cual le di la razón en esta consideración—solo uno plantea abiertamente el fascismo y la persecución. Si gana Milei, no habrá sorpresas para lo que pueda depararle a la militancia de izquierda radical, popular, peronista o simplemente “progre”. Perseguirán, encarcelarán y harán lo que consideren necesario para llevar a cabo el plan de entrega final.
Bregman hace poco dijo con razón: “reivindican a la dictadura porque están dispuestos a hacer lo mismo.” Mañana hay que votar para frenar electoralmente al fascismo. Remarco “frenar” porque combatir es otra cosa. Para combatirlo (que habrá que hacerlo aun con Milei perdiendo las elecciones como deseamos) hay que construir poder popular y edificar una base social dispuesta a dar las batallas necesarias que empiezan por romper con el FMI. Pero nada de esto ultimo se podrá hacer en un gobierno de Milei porque literalmente militaremos para poder vivir y, si la vara del campo popular ya hoy esta baja, con Milei presidente estará aun mas baja porque nos demuestra que el debate puede caer más todavía, a nivel subsuelo.
En síntesis, mañana hay que votar en contra el fascismo para poder vivir en relativa paz que nos permita en ese marco construir la izquierda popular que necesitamos, salir del malmenorismo y ampliar las fronteras de lo posible.