La situación en el Cáucaso Sur vuelve a ser cada vez más tensa, ya que el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por el Karabakh está a punto de desembocar en otra guerra abierta.
* por Ulises Ojeda.
Casi a diario, ambas naciones se disparan mutuamente e intercambian acusaciones. El último fin de semana, desde Bakú se informó de que Armenia había disparado contra su ejército, mientras que apenas horas después, Ereván afirmaba que sus propias fuerzas habían sido atacadas. Los enfrentamientos se dan en el contexto de las maniobras militares conjuntas de Armenia y Estados Unidos, que se prolongarán hasta el 20 de septiembre, lo que a su vez ha dejado perpleja a Rusia.
La raíz del conflicto.
El enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiyán por Karabakh – territorio que legalmente pertenece a Azerbaiyán pero está habitado mayoritariamente por armenios – dura ya varias décadas.
En los años finales de la URSS, la influencia de las autoridades centrales se debilitó y surgieron conflictos étnicos en la región, al unísono que en otras zonas remotas del gran país. Estos conflictos pronto se tornaron en sangrientos enfrentamientos. En 1988, la región autónoma de Nagorno-Karabakh declara su secesión de la RSS de Azerbaiyán. En los últimos meses de existencia de la Unión Soviética, se proclamó la República de Nagorno-Karabakh (RNK), pero no la reconoció ningún país miembro de la ONU, ni incluso Armenia. La disputa territorial desembocó en un enfrentamiento armado entre Armenia y Azerbaiyán, posteriormente independientes, y el conflicto sigue sin resolución a día de hoy.