La FJC, también conocida como La Fede, fue fundada el 12 de abril de 1921. Tuvo un destacado papel en la construcción de los primeros cuadros del movimiento comunista en Argentina.
Cumplió un papel fundamental en la formación de la Coordinadora de Juventudes Políticas Argentinas (JPA) en los años 70. En un contexto de dictadura, represión y movilización popular, la FJC, junto a la Juventud Peronista Regionales (JP-R) y la Juventud Radical (JR-JCN), impulsaron una inédita unidad juvenil de más de 20 organizaciones bajo la consigna “Liberación o Dependencia”.
Desde el Cordobazo (1969), pasando por hitos como el “SanTelmazo”, el “Devotazo”, los encuentros del Hotel Savoy y la “Marcha de la Liberación de Latinoamérica” en repudio al golpe en Chile (1973), las juventudes construyeron una plataforma común con tres pilares: solidez ideológica (antiimperialismo y socialismo), unidad operativa (comandos conjuntos) e innovación táctica (acciones legales y semiclandestinas).
Pese a diferencias internas, estas organizaciones resistieron juntas reformas reaccionarias y la represión estatal. La coordinación comenzó a debilitarse con el avance del terrorismo de Estado (Triple A y dictadura) y las diferencias estratégicas entre JP y JR-JCN. Sin embargo, aún bajo dictadura, la FJC reactivó la coordinación clandestina, impulsando acciones de resistencia, publicaciones y articulaciones multisectoriales en defensa de los derechos humanos.
Tras el regreso democrático, el Movimiento de Juventudes Políticas (MoJuPo) revivió esa experiencia, aunque enfrentó el silenciamiento por parte de las dirigencias partidarias y el avance del modelo neoliberal. La historia de las JPA ofrece lecciones vigentes: la posibilidad de construir poder popular a través de la unidad programática, territorial y sectorial, con visión revolucionaria.
De la FJC hay un montón de camaradas caídos que podríamos mencionar, pero se amerita un posteo más largo en nuestra web. Así como también cuadros que exceden a la historia del Partido Comunista y son reivindicados por diferentes sectores de izquierda. Podríamos también recordar la experiencia de la Brigada del Café en la Nicaragua sandinista, o las brigadas en El Salvador, donde cayó Marcelo Feito, uno de los hijos del XVI Congreso del partido, donde se impulsó el famoso viraje a la izquierda.
Hoy la FJC es muy pequeña al lado de lo que supo ser. Los errores de las dirigencias comunistas llevaron a su desgaste. Pero la experiencia no es nostalgia, sino una advertencia y herramienta para enfrentar la crisis actual con organización, coherencia y utopía transformadora.